lunes, 30 de abril de 2007

Tiempos difíciles para la Dominación femenina

El sentido de este blog no es ser leído por todos. Está claro que va dirigida a una persona en concreto, Martín. Imagino que si alguien cae por aquí es de casualidad principalmente mis visitas de China, jeje. Aunque como alma-bloguer que me siento no puedo mentir y he de decir que me gustaría algun día recibir algún mensaje ajeno a esta curiosa pareja. Sé que es dificil porque no paseo el blog, de momento está en casita, experimentando sus inicios.

Mi interés pues es simplemente morboso. Contar historias vividas o no, buscar el tandem fantasía-realidad.
Y usar este medio anónimo para hacerlo.
Liberarme de la vergüenza y decir las cosas por su nombre siempre que lo crea oportuno.

De todos modos historias como las de Topaz-Martín no tienen sentido si no hay un mínimo de interacción.

Tiempos difíciles para la Dominación femenina :)

miércoles, 25 de abril de 2007

Topaz y Martín (III)

Con espasmos que aun me quemaban por dentro empecé a pensar en lo rocambolesco de la situación. ¿Hasta que punto podía el ser humano ser capaz de llegar por el mero hecho de probar lo prohibido?. ¿Cuánto estábamos dispuestos a arriesgar? o ¿es que el riesgo nos llevaba a eso?Y no es que allí estuviéramos para hacer cosas distintas a tantísima gente, no, estábamos para liberar y cumplir algo que llevábamos un año deseando. Deseo, deseo, deseo. Una palabra tan simple pero tan llena de significado, lo necesario para sobrevivir en la aventura de vivir, para no ser gris nunca más. Lo que nos une, lo que me une a ti. No necesito tu amor, sólo deseo D-E-S-E-O.

Estabas allí, y me habías hecho temblar en directo por primera vez y cada vez deseaba más que no se acabara ese día.
Tras mi liberación me crecí, y tenía ganas de más, tu estabas desencajado por la mezcla de incertidumbre y tu excitación hacía que te tuviera más sometido. Sabía que pronto podría hacer lo que quisera contigo.
-¿Lo pasó bien Ama?
-Fenomenal Martín, no me has defraudado.
-¿Podrá liberarme de las esposas Ama? me duelen las muñecas.
-No seas tan impaciente, Martín, tu Ama necesita un minutito para relajarse. Me encenderás un cigarrito, ¿verdad?
-Pero... no fumo, odio el humo del tabaco.
-Lo sé Martín, pero tu enciendes el cigarro que voy a poner en tu boca, simplemente es eso, quiero ver como lo enciendes.
Me sentía poderosa. Me sentía limpia, como liberada de todo. Necesitaba un pelín de maldad para retomar mi papel. Ver el cuerpo de Martín desnudo hacía que no pudiera concentrarme en nada más, deseaba ver sus gestos, sus músculos, su boca encendiendo el cigarro, que él me viera aspirar el humo. Me apetecía usarlo, manosearlo, como si fuera una mascota, acariciarle el pelo, que lamiera mi mano agradecido.

Martín sujetó su cigarro entre los labios, acerqué el mechero, le di fuego. Aspiró, se lo tomé suavemente de la boca, di mi primera calada y vi su cara de alvio al retirarle el cigarro, tosió.

- Me duelen las muñecas Ama. ¿Hay alguna forma de liberarme?
- Claro que si, Martín, es cuestión de quitarte las esposas.
- ¿Me las quitará?
- Si consigues liberar la llave prometo quitarlas.
- ¿la llave donde está?
- Congelada, en la cubitera, aprisionada como tu. Solo hay que descongelarla. Mi cuerpo sigue muy caliente, segun donde la pongamos irá más rápido el proceso.

Tomé las llaves congeladas, era un cubito transparente, casi una escultura, dentro, su liberación. Sentada en el extremo del sillón las puse encima de mi ombligo.

-Lame, le dije

Y empezó a lamer el hielo encima de mi cuerpo, el agua fría chorreaba sobre mi coño caliente aun y con ganas de más.

-No dejes que me moje, has de evitar que caiga al suelo

Así me lamía, para evitar que llegara al suelo, me volvía a chupar, su lengua era caliente, contrastaba con ese agua deshecha y fría, casi conseguía evaporarla.

-Sigue lamiendo, para liberarte, sigue.

Y seguía, yo deseaba que siguiera atado y siguiera lamiendo, que nunca se acabara esta condena. Pero finalmente, vi que entre los dientes tenía la llave, su liberación. Tomé la llave y le quité las esposas. Respiró aliviado.

-Gracias Ama Topaz.

Y besó mis manos agradeciendo mi gesto.

-Estás liberado temporalmente,Martín. Vamos a seguir jugando

-Ponte a cuatro patas.
- Si, Ama


La visión era lo mejor del día: tenía un perro lamedor totalmente a mis pies, disfrutando de su sumisión tanto como yo de dominarle. Me planté delante de él y le puse la suela de mis botas en su cara, en su puta cara de esclavo, sumiso y despreciable, en su cara llena de ganas de satisfacerme. Sacó su lengua, siguió lamiendo.

Verle en esa posición, me pedía a gritos que me subiera a su lomo, que había que cabalgar a ese caballito que se estaba dejando domar. Así me coloqué sobre él, agarré un látigo cuyo extremo era una reproducción de una polla de latex, gruesa, larga y negra. Le azoté el culo gratuitamente, una vez, dos, tres, Arre!! y él caminaba, gemía o gritaba, no sé, pero no paraba de pasearme a mi antojo, con su movimiento se rozaba mi sexo contra su espalda y aumentaba mi excitación.... y la suya. Yo quería sentirlo más mío.

- Para Martin, para. Quiero que chupes el mango de mi látigo.

-Oh! gracias!

Le metí la polla de latex en la boca, sin dejar de estar encima suyo, en su lomo. Mientras le follaba la boca mi cuerpo sobre su espalda seguía los movimientos que hacía mi mano sobre su boca . Según le iba follando la boca más resbalaba mi sexo sobre su espalda. Él gemía con la boca llena, y empezó a abrirse de piernas.

Le agarré con la otra mano del pelo, le tiré hacia mi, acerqué mi boca a su oído y lentamente le dije: Voy a meter esa polla que te estás comiendo en tu culito, es lo que más deseo en estos momentos.

-Gracias Ama, yo también lo deseo.


-Quiero ver tu cara mientras te la meto.

Así, aún sobre su espalda, con una mano sujetando su cabeza contra mi, la otra estirándola buscando su trasero y dispuesta a penetrarle, follarle ese culo que estaba abierto esperando que yo lo hiciera.

-Te lo estoy follando ya Martín, y le metí la polla lubricada por su saliva lentamente pero hasta el fondo, él lanzó un grito mezcla dolor y placer, en ese momento le escupí en la cara.
- Eres un cerdo Martín, te dejas hacer de todo.
-Lo soy Ama, lo soy.

Era mi absoluta muestra de dominación y de su sumisión. Era un momento casi perfecto.

viernes, 20 de abril de 2007

Topaz y Martín (II)

-Adelante Martín, puedes pasar
Martín, arrodillado, entró sigiloso. Hubiera dado millones en ese momento por entrar en su mente y ver lo que en ella había. La mía estaba llena de ganas de todo. Me encantaba tenerle ahí, en esa posición, dispuesto a dejarse, dispuesto a todo porque deseaba eso, porque los dos lo deseábamos, desde hacía ya demasiado tiempo.
Empezamos a hablar con miradas, así fue desde que él entró. Su vista sólo podía acercar a ver mis botas, mis piernas se alargaban en exceso por los centímetros de tacón fino dificultando ver mucho más allá, por temor a que me molestara su descaro, no se atrevió a mirarme directamente. Mi ropa era en negro, como yo, como mi noche, bustier negro que marcaba en exceso mi pecho, medias negras sujetadas con liguero, botas por encima de la rodilla, aptas para una buena amazona, guantes por encima del codo , mi sexo tapado por un tanga, negro, por supuesto, . Y en la mano...unas esposas... de momento.

Yo ya quería empezar el juego.

-Martín, levántate,anda, ya tendrás tiempo de estar ahí abajo.
-Como desee
Martín se levantó y yo me situé a sus espaldas, agarré su mentón desde atrás para acercar su oreja a mi boca, una vez, con su cabeza recostada en mi pecho susurré:
-Eres de mi propiedad y lo sabes, te voy a tener controlado hasta que me demuestres que puedo confiar en ti.
Acabé la frase y le mordí con justa intensidad el lóbulo de la oreja. Noté como su vello se erizaba y estaba segura que no era la única parte de su cuerpo que en ese momento estaba erecta. Se estremeció.
Tomé su mano derecha y se la puse sobre su paquete por encima del pantalón notando yo también el bulto. En esta posición y con un masaje púbico constante empecé a hablarle.

-Quiero que estés así todo el rato.... Me gusta ver y sentir tu polla bien tiesa.
-Ud. hace que esté así, estaré así todo el tiempo que quiera, hasta que me ordene lo contrario.
-Bien Martín, la verdad es que es lo que esperaba de ti. Si todo va según mi previsión nos lo vamos a pasar muy bien los dos. Pero, claro, la importante soy yo y tu has venido para acatar mis deseos.
-Claro que si Ama Topaz, soy su juguete, puede hacer conmigo lo que quiera.
-Sin duda Martín, sin duda. Lo haré.
Cesé el masaje sobre su pantalón, le tomé las dos manos y las llevé hacia su espalda.
-¿Sientes algo frío?
-Si, Ama, ¿que es?
-Te estoy esposando.
-Cielos Ama ¿qué piensa hacer conmigo?
No contesté.
Una vez esposado me puse frente a él
-¿Cómo sigue tu bulto?
-Bien mi Ama, como a Ud. le gusta
-Espero que no me engañes, siéntate ahí en el sofá y quítate los zapatos y los calcetines, luego yo descubriré si es verdad que todo sigue en orden.
-¿Cómo me los quito? estoy esposado
-Venga Martín, venga, no me vengas con estas cosas, te quedan los dos pies, la boca, no sé, me has de demostrar que eres hábil.
Con un pie descalzó el otro e hizo la misma maniobra en el otro pie. Los calcetines tipo ejecutivo fueron más complicados, sentado en el sofá metía sus dedos de un pie por el elástico del calcetín, varios intentos, no habia forma, la tarea se estaba complicando.
Aproveché su torpeza para ir a buscar un látigo semi rígido a mi armario. También puse la llave de las esposas a buen recaudo, en un cubilete para hacer hielo en el congelador. Volví hacia el salón con el látigo en la mano, dando golpecitos suaves en la palma. Él seguía intentando quitarse los calcetines, ya tenía uno fuera.
-Uy Martín, no me gusta esperar tanto, esto se está convirtiendo en algo realmente aburrido.
-Lo siento mucho Ama, reconozco que soy torpe.
-Ummm, ya lo veo Martín, muy torpe.
-¿Me va a castigar?
-No preguntes tanto, haré lo que crea conveniente.
Por fin, consiguió desembarazarse de los calcetines.
-Veamos si me has engañado o no. Levántate.
Martín se incorporó yo metí la punta del látigo lentamente por la cinturilla de su pantalón y de lo que suponía era un boxer, no dejé de mirar fijamente su expresión, me encantaba ver como esperaba el paso de la punta del látigo por su polla. El látigo iba internándose hacia dentro intenté introducirlo todo lo que pude, quería que le llegara hasta los huevos, cuando consideré que ya había llegado donde quería, restregué el látigo de un lado a otro, Martín cerró los ojos y se mordió los labios, ahí dentro había algo demasiado vivo, el bulto en vaquero lo demostraba. Saqué brucamente el látigo de su entrepierna.
-Bien Martín, sigamos, voy a ayudarte a desabrochar tu pantalón que no tengo todo el día.
-Gracias, Ama Topaz.
Desabroché su bragueta, botón a botón, notando una presión fuerte que casi me lo impedía.
-Tu polla se alegra mucho de verme Martín dije con expresión burlona
-Si Ama, muu..cho.
El grado de excitación subía por momentos. Estaba disfrutando con cada detalle, era un esclavo perfecto, el juguete a mi medida. Nos habíamos creado el uno al otro.
Ya te ayudé Martín, vuelve a sentarte y quítatelos tu solito, ahora será más sencillo.
-Gracias Ama, gracias, es muy buena y comprensiva conmigo.
-No es comprensión ni bondad Martín, es que no quiero perder el tiempo en tonterías, y tengo muchos planes para hoy.
-Ya está Ama.
-Hmmm, Martín, esa polla es muy descarada, está muy tiesa.
-Si, Ama, ¿le molesta?
- Mmmm, no del todo
Sentado en el sofá deslicé el látigo de nuevo por sus huevos primero y después por su polla la cual recibió golpe de látigo hacia un lado y luego hacia el otro.
-Eso por la espera, que sabes que me pongo nerviosa.
-Lo merecía Ama, lo merecía.
-Ponte de pie Martín quiero que hagas algo
Martín obedeció. Se puso de pie. Su cuerpo solo estaba protegido por una camiseta roja que marcaba todos sus abdominales y podía ver perfectamente su biceps duro como su polla en ese momento.
-Levanta las manos, ante mi has de ir siempre desnudo, del todo.
-Claro Ama.
Le acabé de liberar de la prenda que aun le protegía. Me coloqué de nuevo detrás suyo. Volví a tirarle hacia mi pero ahora agarrándole del pelo. Recosté su cabeza sobre mi hombro para que me oyera como le susurraba.
-Martín, ¿que notas ahora?
-Noto mi cuerpo muy cerca, pegado a Ud. Ama
-Bien Martín, y ¿qué crees que tienes cerca de tus manos?
-Creo que tengo su coño, Ama.
-Bravo Martín. Tienes justo a la altura de tus manos el coño de tu Ama. Escucha atentamente Martín, quiero que cada uno de los dedos de tus manos esposadas se mojen de mi. Quiero que tus manos se llenen de mi humedad.
-Deseo hacerlo Ama, deseo meter mis manos en su coño, que se me humedezcan, quiero tener la oportunidad de tener su coño en mis manos, no habría mejor premio para mi.
Martín movió sus dedos hacia mi, buscó el contacto con mi coño, separó el tanga con unos, otros abrían la entrada dejando libre el paso para los otros que entraban ya sin obstáculos.
-Ama está todo muy húmedo.
-Claro Martín, estoy muy caliente y quiero usarte para mi placer, quiero examinar tus habilidades una por una, saber si me serás útil y en que debes mejorar, sigue con tu labor.
-Si Ama, sigo con ello, me excita mucho hacérselo, notar su coño tan caliente me pone a mi muy caliente.
Martín masajeaba con todos sus dedos mi coño, buff me gustaba mucho ese masaje, él cerraba las piernas e intentaba arquear su cuerpo hacia delante para intentar rozarse la polla, no podía por supuesto, ese arqueo hacía que los dedos entraran más, tenía un pulpo en mi pelvis, un dedo descubrió mi clítoris, lo rodeaba, otro entraba por mi vagina golpeándola, el resto deambulaban por todo él. Empecé a gemirle al oído.
-Vaya sorpresa lo bien que te desenvuelves entre coños, ¿te gusta hacerlo?
-Me vuelven loco
-Pues si sigues así vas a conseguir que me corra . Hmmmmmm. Pero ni se te ocurra parar.
-No quiero parar Ama, su placer es el mío.
Yo me agarré fuertemente a él con una mano le clavaba las uñas en el pecho por la aproximación del orgasmo y la excitación extrema que estaba teniendo y en la otra necesitaba tener su polla, la alargué y se la meneé rápido con el ritmo que yo necesitaría si en ese momento en lugar de sus dedos tuviera su polla dentro.
-Ni se te ocurra correrte Martín
-Ahh, no lo haré, ahhh, pero tenga piedad y afloje el ritmo, no sé si resistiré.
-Resistirás. Hmmmmmm, Resistirás
-Martín
-Diga Ama
-Tu
Ama
se
corre
YA ...ahhhhhhhhhh

Y liberé su polla en ese momento.

Maldito calor! descontrola mis sentidos.

miércoles, 18 de abril de 2007

Topaz y Martín (I)

El timbre sonó y ahí estaba yo... esperándote. Una sonrisa de poder iluminó mi cara. Habías acudido a la cita, a mi cita, a mi reclamo, al reclamo de nuevas sensaciones, la vida en directo.

Recorrí el pasillo lentamente pero con seguridad, procurando que oyeras mis pasos firmes que se acercaban a la puerta. El ruido de mis tacones recorriendo el pasillo era totalmente intencionado, darte la última oportunidad para escapar.
Quise cerrar los ojos antes de abrir la puerta, no soportaría tu huída y era una posibilidad, el arrepentimiento en el último momento.
Tomé el pomo con seguridad y firmeza y pensé que tu polla , si no te habías ido, ya estaría dura como ese mango.
Deseaba que me vieras, y que al hacerlo un escalofrío recorriera tu cuerpo, que temieras la cita tanto como la deseabas.

Finalmente la puerta realizó todo su recorrido de apertura y ahí estabas tu, nervioso pero seguro, lo vi rápidamente en tus ojos. Yo también lo estaba, me sentía como una principiante. Siempre imaginando como sería una cita contigo y en ese momento como a día 0, dejé mi mente en blanco y me la jugué a la carta del rol, si conseguíamos mantener nuestros papeles ésta iba a ser una experiencia inolvidable.
Cuando bajaste la vista ante mi presencia supe que todo saldría bien.

-Arródillate! para entrar en mi dominio no puedes hacer otra cosa que estar muy por debajo de mí.
-A sus pies... mi Ama .

martes, 3 de abril de 2007

Resurgir

Si vine del infierno puedes imaginar mi afinidad hacia esa llama, intensa, que inspiró muchas banderas, de forma no casual.
Rojo, amarillo.... fuego
Un día esos colores se apagan entre mis dedos y pasan a ser los complementarios:
verde enmohecido
y
azul frío,
calando la piel y oxidando los huesos.
Y sobre ese lago me rebelo
surjo con el brazo en alto a buscar otra vez
esa llama
que me proporcione otro tipo de humedad
aunque todo dependa
de un fino hilo
tan frágil
tan inexistente
como mi vida cuando desaparezcas
y momifiques todos los instantes
en mi memoria.