miércoles, 11 de junio de 2008

CONFESIONES Y NUEVO ENCUENTRO

¿Donde estás Martín?
En el tren
Baja que estoy en el andén
¿Cómoooo?
Pues eso, que he venido.
Un encuentro ente amigos al que en principio yo no iba a asistir, ninguno de ellos por supuesto, sabe nada de nuestra "relación".
Día gris pero totalmente rojo en mi alma. No sólo me voy a encontrar con Martín por sorpresa, también con Julio, una, llamémosle debilidad de Topaz.
Nos juntamos todos en la estación de tren, yo llegué unos minutos más tarde que el resto. Nos vamos a desayunar unas cervecitas y carajillos para celebrar nuestra unión. Día festivo, rápido nos emocionamos y mostramos nuestro amor fraternal.
Julio es una historia rara en mi vida, un tira y afloja, un coitus interruptus, besitos y tonteos.... nada que ver con mi historia de Dominación con Martín, algo totalmente vainilla más aún, algo de quinceañeros con unos cuantos más, lo que da un aliciente especial a cada encuentro que tengo con él.
Martín sabe que yo tengo debilidad por Julio, yo le cuento todo a Martín, eso le daba un morbo añadido al encuentro. Tenía a dos hombres que me gustaban juntos, uno al lado del otro, y uno sabiendo que con el otro había habido cierto tema.
El día fue un desparrame de diversión sana. Hacía tiempo que no nos juntábamos todos y que no me lo pasaba tan bien, al margen del tema Martín-Julio. Para mi sorpresa, Julio se empezó a mostrar cariñoso....en un momento en que nadie nos veía, me agarró del cuello y acercó sus labios a los míos, una y otra vez, sin lengua, besos alegres diría yo, eso....me hizo sentir fuerte y segura, pero....¿se repetirían?¿y Martín? ¿soportará como su Ama se lenguetea con otro? sólo puedo decir que todo fluyó de forma natural, yo no forcé nada ni tenía intención, mi situación era bien complicada en ese sentido.
Seguíamos la fiesta, todos con todos, pero según avanzaban las horas, Julio iba marcando y acotando el terreno, más besos y ya no furtivos aunque seguían siendo lights, evidentemente por las circunstancias. Yo me dejaba querer. Martín manteniendo cordialidad con todo el mundo y supongo que pensaría en lo perra que estaba siendo....no lo sé, no hemos hablado de este tema, pero, una cosa es que yo le cuente y otra muy distinta es verlo, deseo saber de su boca lo que sientió.
Las horas se convertían con celeridad en minutos y llegó la hora de partir. Yo volvía con Martín en tren.
Subimos al tren, nos sentamos sin hablar, yo agarré su mano y apoyé mi cabeza en su hombro, no nos decíamos nada, yo era feliz, estaba tan sumamente a gusto ahí, con él, las circunstancias de este encuentro no permitían absolutamente nada, en la estación nos tendríamos que despedir porque él trabajaba. No recuerdo bien..creo que hablamos de un resumen del día rápido y general, él estaba tenso, imagino que debido al miedo a ser reconocido por alguien con una mujer que no era la que teóricamente se le adjudicaba. Me comentó el tema de los besitos a Julio, no sé que contesté, me acerqué y le besé, un beso furtivo, me daba la sensación que no estaba cómodo pero yo no lo pude evitar. Casi llegando a fin de trayecto le dije que me apretara la mano fuerte, necesitaba notar que estaba ahí, que lo tenía, que no lo había perdido. La intensidad en ese apretón me puso muy caliente, me estaba hablando sin palabras, me estaba diciendo que quería más, que lo deseaba todo. Y pasó lo de siempre entre los dos, de forma natural e inevitable nos pusimos los dos muy calientes. Llegada a la estación. Fin de trayecto.
Yo debía coger un avión.
-¿me llevas al aeropuerto?
-Si.
Subí a su coche, antes de estar en la autovía yo ya había metido mano a su paquete, él se desabrochó la cremallera y me dirigía la mano hacia su polla que estaba bien dura. Soltó una mano del volante y me metió mano debajo de la falda. Es bien complicado acariciarse mientras estás con cinturón de seguridad, parando en semáforos y mirando de reojo que nadie te mire. Yo seguía frotando su polla y le pregunté si me quería tocar el coño. Dijo que si. Me bajé las bragas y mientras él conducía metía sus dedos por mi coño, con ansia, me estaba volviendo loca...me importaba una mierda en ese momento todo. El camino por suerte era recto sino seguro que nos hubiéramos matado, la intensidad de sus dedos hacía que me desbocara, él lamía sus dedos recien salidos de mi coño, y eso me puso mucho más perra aún. Creo que me hubiera corrido si el trayecto hubiera durado unos minutos más, pero llegamos al aeropuerto y no había tiempo de seguir. Como pude me puse las bragas en su sitio, y nos despedimos así, como si nada hubiera pasado. Puta morarlidad!
Dios! dejó bien claro quien me mojó las bragas ese día. Aunque... volveremos a asumir nuestros roles como siempre, a la perfección.